Discurso pronunciado por el D. D. Bartolomé Herrera, cura y vicario de la doctrina de Cajacay, el dia 26 de julio de 1835 en la misa solemne con que el V. dean y cabildo de la santa iglesia catedral de Lima, celebró la confirmacion del arzobispado del ilustrisimo señor D. D. Jorje de Benavente y Macoaga